En la madrugada del 22 de abril de 1936, en el sitio
denominado La Morla, ha ardido una choza, pereciendo carbonizados los niños
Antonio y Francisco Hernández Soria, de cuatro y ocho años de edad.
La madre, Catalina Soria Osorio, al intentar librar a sus
hijos del fuego, sufrió graves quemaduras.
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