Si no militó en las filas del
profesionalismo, la música fue para don Vicente Gómez Zarzuela durante toda su
vida el violín de Ingres.
Amala con intima e intensa
predilección. Ella fue la válvula de escape de su afición irresistible y
acuciante.
Hombre de profundas y arraigas
convicciones religiosas, su corazón anidó y cultivo otro amor; la devoción a la
Virgen del valle.
La afición musical armonizó y
contrapunto esta devoción a la celestial: Patrona de la fervorosa Hermandad.
Cantor por excelencia de la Virgen
bajo esta advocación, la inspiración de don Vicente estuvo al servicio de su
noble causa. Proclámalo con elocuencia su producción musical. todos sus
desvelos se dirigieron a ensalzarla, entregándose en alma y cuerpo al objetivo
de sus amores.
Un intento de su juventud con
vistas al teatro se esfumó sin ulteriores reincidencias.
La zarzuela "El
peregrino", con letra de los hermanos Álvarez Quintero, estrenada en
Madrid y representada en Sevilla, se perdió en la polvorosa ruta del olvido.
La brújula del destino le señalaba
norte de muy diversa modalidad: la de la música religiosa. Esta y la marcha de
la "Virgen del Valle" le granjearon amplia popularidad en el sector
filarmónico y cofrade de Sevilla.
La celebrada "Misa",
escrita a principios de siglo, y las "Coplas" (poesía de Serafín y
Joaquín Álvarez Quintero) surten el repertorio musical de los solmenes actos
del septenario de la Virgen del valle.
Las bellas estrofas de "ese divino dolor, que abraza y nubla
tus ojos, aún en tierra de abrojos, deja semilla de amor. Marchistas caigan las
flores, y apague su luz el día, que está llorando María" han sido
llevadas por el músico al pentagrama con sincera y honda unción religiosa.
La marcha fúnebre, de composición
encuadrada en marco de tipo prefijado, obedece a normas y cánones consagrados.
Escapan de estos moldes las marchas
fúnebres compuestas con objetivo escénico, poemático o sinfónico, como la
grandiosa de "El ocaso de los dioses" de Wagner, y la de la
"Sinfonía heroica" de Beethoven. La "Virgen del Valle" de
Gómez Zarzuela ha adquirido carta de naturaleza y consagración oficial del
pueblo sevillano.
Las masas, incapacitadas para
discutir de disquisiciones armónicas, poseen instinto e instrucción para
aceptar o rechazar una obra artística.
Varios factores convergen en la
popularidad de la marcha en cuestión, unos de orden musical y otros
sentimentales.
Estos últimos actúan frecuentemente
sobre aquél con irresistible imperio.
No sería aventurado aseverar que la
marcha fúnebre de "El ocaso de los dioses" de Wagner, con todo su
imponente magnificencia, no obrara en el ánimo de la devora cofradiera el
prodigio emocional que obran las sentidas volutas melódicas de "La Virgen
del valle" del músico gaditano.
¡Aquella nació para cantar la
muerte de esforzado héroe mitológico, que muere en la escena de un teatro,.
Esta, para mitigar el dolor de una humilde madre que llora la muerte afrentosa
del hijo que vino a redimir a la humanidad.
Ella ha bendecido con celestial
ternura las sentidas frases de esta composición, que ha prendido y arraigado en
el corazón de los sevillanos.
Fuente: ABC Sevilla - 21 de abril
de 1960 - Norberto Almandoz.
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