sábado, 9 de julio de 2016

EL "MISERERE" DE ESLAVA DE ARCOS DE LA FRONTERA (1963)


La Cuaresma nos invita al recogimiento y ejercicios de penitencia. La iglesia prescribe el rezo litúrgico del Miserere, con sus versículos de invocación de perdón a Dios. Salmo este eminentemente penitencial. Se rememoran y se añoran celebradas partituras que han gozado de fama entre los aficionados y el pueblo: Córdoba, el de Gómez Navarro: Granada y Cádiz, el de Palacios; Burgos, el de Barrera; Valencia, los de Comes y Pastor; Toledo, el de Ugalde; Tolosa, el de Gorriti, etc. cada Catedral, cada pueblo, se ufanaba de poseer el propio, el suyo, que emocionó a varias generaciones. Queda en pie el Eslava, se Sevilla, próximo a celebrar el siglo y medio.
Llegan a nuestras manos la partitura manuscrita del "Gran Miserere de Eslava, para canto y piano, propiedad de don Francisco González", compuesto para Arcos de la Frontera. La obra, según nos informan, era ejecutada con los honores a que es acreedora.
"Yo cantaba de tiple", nos dice un ilustre médico, hoy residente en Sevilla "Del bajo solista se encargaba el padre de dos hermanos, admirados escritores, asiduos colaboradores de ABC".
Conocemos cinco "Miserere" de Eslava, dos de la Catedral de Sevilla, el de Jerez de la Frontera, uno de los varios que escribió en Madrid y este de Arcos. Nos es desconocido el compuesto para Utrera. El de Sevilla debió de repercutir mucho en el prestigio del insigne maestro navarro. Llovérosle encargos del salmo davídico.
Este de Arcos de la Frontera, por su factura y estilo, parece ser escrito durante su residencia en Madrid. Nos hemos podido averiguar la fecha de la composición. De menos pretensiones que el de Sevilla, su influencia es notoria. Escrito para cuatro voces y solistas; evita la división de los coros.
En el "Christus Factus", después de breve introducción, entran las voces de hombre, en estilo de grave seriedad, cediendo al triple solista un pasaje a solo, para reaparecer el fragmento primero. Unas imitaciones sucesivas en las voces conducen al tema primero, esta vez en todo mayor, con el que finaliza el trozo.
El versículo del "Miserere" se desenvuelve en do menor y mi bemos, con algunas excursiones atonalidades vecinas. Los solistas principales son el tiple y el tenor. El corom de gran solemnidad.
Al "Amplius" le precede larga preparación orquestal. Solo de tiple, sin intervención alguna del coro; tesitura muy aguda. Su anatología con el de Sevilla es manifiesta, hasta en la fermatas, encomendada aquí a un instrumento, tal vez el clarinete. Requiere un tiple de grandes facultades laríngueas, "Tibi Soli", trozo coral, interrumpido por un dúo de tenor y bajo solista. "Ecce enim", solo de contralto, en tesitura por cómoda. Puede ser interpretado por un tenor. "Auditui Meo", versículo de alegre movilidad rítmica en la orquesta. En la parte coral. el tiple y el bajo solistas participan muy lucidamente.
"Cor Mundum", solo de tenor, de gran aliento y sentimiento canoros. El texto se haya repetido excesivamente. "Redde Mini", dúo de tiple y contralto, en que simultanean y dialogan sobre un motivo de fácil contorno melódico. Está muy lejos de poseer la gracia y enjundia del delicioso dúo de tiples de Sevilla.
"Liberame" -"liverame" que dice la partitura, contable de empaque digno de un aria de la "Favorita", de Donizetti, o "II Puritani", de Bellini, campea durante la primera parte un melódico muy de la época.
En el "Exultavit" acelera el movimiento a modo de cabaletto, imprimiendo al texto bravura muy en consonancia con su significado literal. Al bajo se le brinda ocasión de emular los lauros del prior y de lor Walton de las óperas citadas, sin sus riesgos escénicos. "Quoniam", trozo iniciado con garbo por la orquesta, tal vez un recuerdo del de Sevilla escrito en la misma tonalidad. El coro entra en fuerte y vibrante unisonó. Hay en él fortaleza y empuje. Interponerse un "fugato", y el versículo finaliza con unos "non", "non" de pétrea decisión que harían temblar las robustas columnas del templo prioral. Sin duda alguna, para el pueblo de Arcos fuera este trozo el que mantendría durante el año el sagrado fuego de un filarmonismo misereriano. Es de gran efecto y de casi bélica pujanza.
 "Begigne" también aquí la inspiración del músico vira hacia el compuesto para la catedral hispalense. Dúo de temor y bajo. Melodía agradable, en la que las voces se contrapuntan ingeniosamente. Terminan ambas sin la posible aventura desagradable del famoso "do" que corona el de su hermano de Sevilla.
Vigoroso y enérgico el "Tune imponent", que clausura la obra. La orquesta colorea la compacta masa coral con dibujos y escalas cromáticas. Introduce un tema de fuga, tras el que los fragmentos corales primeros -muy del maestro- rubrican brillantemente el salmo davídico.
El pueblo de Arcos de la frontera ignora, acaso que "Ii Pietro il Crudele", "Il solitario" y "Las treguas de Tolemaida" pasaron por este mundo efímera y meteóricamente, pero el "Miserere" escrito para él arraigó en su corazón con honda y fuerte vitalidad.

Fuente: ABC Sevilla - 31 de marzo de 1954 - Norberto Almandoz.



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