En abril de 1906 publico Galdós el
episodio nacional titulado "La vuelta al mundo en la Numancia", donde
se relata la toma de Loja y de Iznajar en julio de 1861 por los hombres que
acaudillara el maestro albéitar, D. Rafael Pérez del Álamo.
En aquellos días andaba en la honrosamente compañía del llorado Sr. Buylla y de D. Leopoldo Palacios, en Comisión nombrada
por el ministro de Fomento para estudiar la crisis de trabajo determinada por
la sequía y proponer por el Sr. Gasset, hombre de buena voluntad, bien
intencionado yt digno de recordación.
Los individuos de la Comisión, ya
formados los itinerarios acordamos separarnos. D. Leopoldo Palacios marchó al
norte y Sr. Buylla y el autor de estas historias hubimos de viajar juntos desde
Cádiz hasta Málaga, cruzando la serranía de Ronda. El Sr. Buylla visitaría el
litoral de Málaga y Granada.
Jerez, Arcos, Villamartín, Ubrique,
Grazalema y Ronda, en diligencias, caballos y hasta mulas, y de Ronda a Málaga
en ferrocarril.
En Arcos precisamente vivía y
trabajaba con cerca de ochenta años sobre las costillas, el mismísimo don
Rafael Pérez del Álamo, Su taller de herrar, con fragua y begonia, estaba
precisamente debajo de las ventanas de nuestras habitaciones en la limpísima y
atractiva posada que un año antes describiría Azorín en el Imparcial. Rincón
embalsamado por las hierbas aromática en que tan prodiga es Arcos de la
Frontera, rincón de égloga. A nuestro olfato llegaba el agrio hedor de la
hulla; a nuestros oídos, el incansable y alegre tin tan de machos o martillos golpeando
sobre la herradura o el clavo puesto en la bigornia, y estas sensaciones
aumentaban, con un dejo industrial, la placidez, la serenidad, la belleza de
aquella tarde de abril.
En la tarde siguiente, el taller
del herrador, casi extinga la lumbre de la fragua, sentados en sillas bajas o
en taburetes de madera, charlamos el ilustre de veras, el cordialísimo y
sencillo don Adolfo Álvarez Buylla, profesor de Economía Política y jefe de
sección del Instituto de Reformas Sociales: D. Rafael Pérez del Álamo, caudillo
de muchedumbres armadas, y este humilde cajista de imprenta. ¡Tarde
inolvidable!.
Teníamos que reunirnos el señor
Buylla y yo en Cádiz para emprender la trabajosa caminata; compré en Sevilla el
mentado episodio, y antes de llegar a Jerez había pasado la narración de las
hazañas de Pérez del Álamo, suspendiendo la lectura con una señal.
Aun que eso lo conoce don Adolfo
-me dije-, le agradará leerlo.
Lo conocía; lo conocíamos, incluso
por el libro del Sr. Zancada "El obrero en España" y hablamos durante
el viaje -Cádiz a Jerez, Jerez a Arcos- de la prehistoria del movimiento obrero
en España.
(La historia de las reformas
sociales en España fue el tema que sirvió al ilustre Sr. Buylla para su
discurso de entrada en la Academia de Ciencias Morales y Políticas.)
Hablamos, y como nadie nos mete
prisa, no estorbará, ni mucho menos, que el relato de lo dicho y oído en el
taller del albéitar aquella tarde de abril de 1906 quede para otro día.
Ello es que, salvo en Cataluña -mas
concretamente, en Barcelona-, no hay en España organización obrera de clase
hasta la Internacional, y que los movimientos agrarios o cosa así, son
esporádicos, inorgánicos, instintivos así los sesudos historiadores los
califiquen de anárquico socialistas.
Hay saqueos y aún incendios de
fábricas de harinas en Castilla y en Zaragoza; mueve a los que los realizan el
odio a los monopolistas que prestan con barbará usura, que aprovechan los
agobios del labrador para comprar a precios viles, y que luego producen una
escasez artificial para que el grano que guardan se coticen a precios
altísimos, con lo que encarece también el pan de un modo extraordinario.
Esta es el hecho real. Así los
campanudos y vacuos historiadores que, sin más, atribuyen los motines e influjo
de doctrinas que, por desgracia, no existian entre nosotros, es un piro
disparate.
Otra cara tienen el alzamiento en
1857 de braceros en la comarca de Morón, quizá la intentona de Sixto Cámara en
Extremadura el año 1859 y la rebelión de Pérez del Álamo.
Más tampoco en ninguno de estos
tres casos puede hablarse de influencias o influjos anárquico socialistas,
Lo único socialista en España antes
de la Internacional fue el núcleo de lectores que hacia 1847 pudo reunir
Narciso Monturiol para su periódico publicado en Barcelona con el título de "El padre de Familia".
Mas perseguido el periódico y su
director y editor por Narváez en 1848, aquél -el glorioso precursor de la navegación
submarina- emigró a Marsella, y el pobre semanario desapareció. De toda aquella
campaña en favor de las teóricas de Cabet, sólo quedó que dos de los adeptos de
Barcelona marcharon a los Estados Unidos para trabajar en la colonia comunista
Nueva Icaria. Llamábamos Montaldo y Rovira, y alguno de ellos fue amigo de
Francisco Mora.
Pero este movimiento -si lo fue-
pasó como un relámpago, "El padre de
familia" tuvo corto número de lectores, y aún -y salvo en Barcelona-
derramados acá y acula en grandes poblaciones.
De venta de bienes de propios, o
dígase comunales, no había, en rigor, ocasionado sino males al bracero, que si
antes podía trabajar en lo que era de todos, a veces hasta cultivando una
suertecilla de tierra, después no.
¡Y en muchos casos las tierras
habían sido compradas paras dejarlas baldías!
El año 1841, al partido democrático
público su programa, y en él -aparte la instauración de la Republica y de otras
reformas esenciales- constaba ésta: "Reparto entre los jornaleros de
tierras del Estado".
Hay motivos para pensar que con el
alzamiento de los braceros de la comarca de Morón -aparte motivos inmediatos,
que desconocemos- se quería realizar el programa democrático, y es indudable
que Sixto Cámara y sus hombres se levantaron en armas por la democracia.
Los campesinos revelados en 1857
iban acaudillados por dos hombres, llamados Cave y Gallave. Estuvieron en
Arahal y en Posadas; quisieron caer sobre Morón, y tuvieron que huir por la
Sierra de Algodonales, para ser batidos en Benaocaz.
Mandaba Narváez, que fue durísimo
en el castigo; más de cien hombres fueron fusilados.
En alguna parte hemos leído que en
este movimiento estuvo Sixto Cámara.
La intentona de Sixto Cámara tuvo
también un final trágico. Su caudillo murió de cansancio y de sed cuando huía a
Portugal; su secretario, Sr. Moreno Ruiz, y otro rebelado, fueron presos y
fusilados en Badajoz.
Y después vino el levantamiento de
Pérez del Álamo, aunque ya con otro hombre en el Poder, el General O´Donnell,
verdes aún en sus sienes los laureles de la campaña de Marruecos y bien
afianzado en la presidencia del Gobierno...
Habíamos realizado nuestra misión
en Arcos, bien atendidos y agasajados del maestro de obras y secretario del
Ayuntamiento, de un señor notario competentísimo en materiales de erudición y
arqueología, del registrador de la Propiedad y del Subdelegado de Medicina,
sobrino del Ilustre señor Beñot, y nos proponíamos salir para Villamartín al
día siguiente, a primera hora de la tarde. Y contábamos aburrimos un tanto,
presas de la impaciencia.
Mas alguno de aquellos buenos
señores, que había leído el libro de Galdós, recordando, sin duda, que a la
sazón era yo redactor del Heraldo, nos hizo saber que el hombre alto, seco y a
sarmentado que trabajan debajo de nuestras habitaciones era Rafael Pérez del
Álamo.
Y nos presentó a él y charlamos. Yo
conté algo en el Heraldo; aquí lo repetiré ampliándolo.
El lector m perdonara; el lector,
que recordará también que Ezequiel Enderiz habló del héroe valeroso y bueno
desde estas mismas columnas.
J.J. MORATO
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