TE INVITO A ARCOS
(José Enrique Lázaro Delgado)
(Arcos Información - 9 de marzo de 2000)
(Hoy de Extremadura -
25-10-1999)
Cerca del cielo, orgullos y altivo, vive un pueblo
blanco de mi Andalucía. Las rapaces leonadas lo otean esporádicamente con el
eterno sueño quizás de anidar en su Peña. El fuerte sol del sur caprichea
matices del blanco, azuleando y avioletando levemente las fachadas de sus
casas, cual cómplice de la cal que las inunda a borbotones hasta el punto de
emerger de sus paredes forúnculos estalagmitoides.
Bajo la Peña huele a levante, bueno, otras veces a
poniente, cosas de Eolo que la despoja d algunos gajos de caliza y arcilla de
vez en cuando para sobredimensionar la inverosimilitud del paisaje y hacerlo
mágico
Arcos de la Frontera, madre de mis hijos de rancia
sangre extremeña, bautizados con cal andaluza. El azar, siempre imprevisto, me
acercó a tus molinos, a tus gentes, a tu encanto, a tu cuna de poetas y
escritores con aire divino, murcianos, cuevas, capotes,-por colleras- ¡buenos
vecinos!.
Hoy te conozco, Arcos, en mi camino, ¿que adorable
hechizo hiciste conmigo?. Conozco tus gorriones, son mis amigos; en el aire
ante Jesús nazareno, conozco tus entrañables viejos, curtidos y empañados en
vivir, tus casas inmaculadas como trajes de novia, tus vinos. Plaza del
Cabildo, Santa María, el Castillo, San Pedro y San Agustín, hermosas estampas
de piedra en tu conjunto monumental. No te falta el río que te abraza, te besa
y sigue su curso, a saber, los episodios no contados que han visto las gotas de
agua del viejo Guadalete. Arcos, pleno de historia como mi Cáceres natal pero
con otra jechura, pueblo blanco, mi pueblo, donde un maestro castúo quisiera
morir.
¡Te invito a Arcos ! El camino es muy fácil, desde
Jerez de la Frontera hacia el este, rumbo a la variopinta sierra gaditana, por
los llanos de Caulina llegarás al Cortijo de Vicos, buenos caballos, y
atravesando Jédula alcanzarás una empinada cuesta la de Valdejudíos, tras
encaramarla como por arte de magia
surgirá entre ti una gran mole caliza que sostiene en un increíble
equilibrio un buen puñado de casas blancas. Es el umbral de la sierra, habrás
llegado a Arcos de la Frontera, sólo te queda el disfrute de conocerlo. A buen
seguro que quedarás agradecido a este trocador bellotero enamorado de esta
perla del sur.
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