El 23 de agosto de 1902, a las
siete de la mañana llegó a Arcos de la Frontera, el fúnebre cortejo que
conducía los restos de la que en vida fue esposa del distinguido Sr. D. José
Velázquez-Gastelu.
El cadáver que, como dijimos, fue
conducido por la carretera desde Sanlúcar, y acompañado por sus sobrinos e
hijos, fue detenido varias veces en el camino por las innumerables personas que
al saber de la noticia por el Gobernador salieron a su encuentro.
Puede decirse que ha sido una
verdadera manifestación de duelo, pues con el clero que esperaba a la entrada
estaban unidas todas las clases de la población, para rendir su último tributo
a tan virtuosa dama, amante esposa y cariñosa madre. Su falta ha dejado un
vacio inmenso tanto en esta ciudad como en Sevilla, donde gozaba de generales
simpatías.
El Sr. D. José Velazquez-Gastelu,
que se había detenido con algunos de sus hijos en esta ciudad salió ayer en el
primer tren para Sevilla.
Dios haya acogido en su seno el
alma de la respetable finada y de a su distinguida familia la resignación
bastante para sobrellevar tan inmenso dolor.
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